La Judería de Sevilla y su trágica historia de amor

A escasos metros de la salida del Alcázar de Sevilla y de espaldas a la muralla que lo protege, encontramos la Judería de Sevilla.

Se trata de un barrio de calles angostas y curvas en las cuáles es muy fácil perderse. 

Cuentan que en el Siglo XIV, cuándo los judíos habían logrado cierto poder económico y comercial en la zona, y habían sobrevivido en una gran mayoría a varias pestes (cuestiones de aseo relacionadas con la religión que sin saberlo protegieron su salud), hicieron que se propagaran muchas mentiras y supersticiones sobre el pueblo judío. 

Con un Rey de solo 11 años y un clérigo que sembró su semilla en los sevillanos, generando odio contra los judíos y promoviendo un motín contra ellos, se desencadenó la entrada en el barrio de la Judería, provocando saqueos y el asesinato de la mayoría de los habitantes del lugar. Las calles estrechas y las puertas que “cerraban el barrio por seguridad”, fueron una trampa mortal. 

Un soldado español tuvo piedad y abrió una de estas grandes puertas de hierro por dónde lograron escapar. Esa calle hoy se llama VIDA.

Increíble la historia de este lugar. Al igual que la de la Susona, hija del Banquero más poderoso de la judería. Algunos años más tarde de aquella matanza, varios hombres poderosos del Barrio Judío habían comenzado a reunirse en secreto para buscar el mejor modo de evitar que algo como aquella fatídica noche pudiera pasar. Susona estaba de novia en secreto con un soldado español y católico, y una noche al volver de sus encuentros a escondidas, escuchó a su padre reunido con otros hombres en el sótano de su casa haciendo plantes contra la corona y sus ataques.

Con miedo a que algo le pasara a su amado, corrió a contarle todo lo que había escucho y le dio los nombres de los reunidos. Al día siguiente los soldados del Reino español ingresaron en la Judería y apresaron al padre de Susona y a los otros hombres de la reunión, quienes fueron condenados a muerte por alta traición al Rey.

Susona fue desterrada y rechazada por todo el pueblo judío, además de rechazada por su amor secreto. Cómo no tenía dónde o quien ir, se alejó a tierras lejanas dónde se convirtió al catolicismo e ingresó a un convento de claustro. Desde allí dejó una carta dónde decía que al morir, quería que su cabeza fuera llevada a su casa familiar y exhibida con la siguiente lección que ella había aprendido “Jamás traiciones a tu familia por amor”.

Y así se cumplió su deseo. La cabeza de Susona permance allí en la que fuera su casa y con una placa es recordada su enseñanza.

¿Conocías la historia? ¿Qué te pareció?

Mas allá de la historia de la Susona, la Judería de Sevilla es imperdible de visitar. Las calles, los colores, las plazas y fuentes, sin dudas tienen un encanto especial.

Loli

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